Láminas azules V
Comienza la guerra por las ficciones.
En enero del **** recibimos un e-mail de uno de los directores de la casa editorial más importante de Danzílmar, el cual transcribiré a continuación:
“A quién corresponda.
Ha llegado a nuestro conocimiento que su página, ParalefikZland-Infinite, ha estado guardando archivos fotográficos y transcripciones de las láminas del ParalefikZland provistas por sus usuarios. Les informamos que la publicación del contenido de dichas láminas al público sólo ha sido concedido a casas editoriales, tales como ********, ********, ******* y ********, así como se ha permitido la publicación adelantada de algunos fragmentos en revistas y periódicos específicos como ******* y ***********. Agradeceríamos que retiraran todo el contenido que involucre la representación y transcripción de las láminas ya que carecen de permiso para publicarlas. No tenemos problemas con la sección donde publican fragmentos inventados por los usuarios.
Atte. ****** *******, director general de ****************.”
Tras revelar este mensaje a los usuarios de la página, la polémica e indignación fue tan grande que todos los foros y cuentas oficiales se llenaron de preguntas y discusiones.
Como una de las moderadoras de ParalefikZland-Infinite, me tocó a mí estar al frente de esas trincheras que se abrieron no sólo en la página oficial sino también en ****** y ********. La principal queja era obviamente que a nadie se le había informado que las láminas y su contenido fueran propiedad de las editoriales y que su reproducción estuviera sujeta a las leyes de derechos de autor. Pero lo más ridículo era la petición de suprimir todas las imágenes de las láminas, cosa que de hecho llevaba haciéndose desde hacía bastante tiempo en otras redes sociales antes de ParalefikZland-Infinite.
Poco después, enviamos la siguiente respuesta:
“Le comunicamos que hasta la fecha no tenemos constancia de que las láminas azules y su contenido fueran propiedad de ninguna empresa u organización. Hasta recibir dicha confirmación por parte de las autoridades correspondientes, la página ParalefikZland-Infinite no modificará ni eliminará su contenido.
Atte. Los administradores de ParalefikZland-Infinite.”
Esta respuesta, sin saberlo, desencadenaría lo que varios meses después sería conocida como “la guerra por las ficciones”.
Días después, la página recibió una nueva respuesta sustancialmente más larga que la anterior, razón por la cual no la transcribiré, además de que su tono era menos profesional y se sentía más enojada e indignada. En resumen, nos contaron con bastante detalle acerca de los tratos que habían hecho con editoriales de todo el mundo para ir publicando el contenido de las láminas, y al darse cuenta del impacto que estaban causando en internet se crearon divisiones entre los diferentes grupos editoriales de los diferentes países. Algunos afirmaron que desde que las láminas se volvieron comunes en internet, el interés general por las versiones impresas había disminuido, y les preocupaba que la presentación desordenada de las láminas en internet diera lugar a que no pudieran apreciar el producto completo, pues el enorme esfuerzo que era traducir y organizar las láminas significaba que la versión impresa iba a ser mejor que sólo dejarlas como fragmentos sueltos por ahí.
Dicha respuesta hizo reír a los internautas y toda clase de bromas se crearon en torno a la supuesta preocupación de las editoriales por darnos el mejor producto, cuando era obvio que sólo querían el monopolio de las láminas, pues conociendo ya muy bien el mundo del internet, habrán intuido que no tardaría mucho para que el libre mercado de ideas acabara por crear competencia mucho más efectiva para hacer el mismo trabajo que las grandes editoriales, y en efecto comenzó a surgir la idea de que en lugar de entregarles nuestras láminas para traducirlas a otros idiomas y organizarlas, las comunidades del internet podrían hacerlo por sí mismas. Esto fue lo que le explicamos en nuestra respuesta, enfatizando que si las editoriales estaban tan agobiadas por el peso de preparar tantas láminas para el público, otros grupos independientes estarían dispuestos a aliviar su carga haciendo lo mismo por cuenta propia.
No recibimos respuesta, pero varios días después la página ParalefikZland-Infinite recibió un ciberataque; un hacker había ingresado en nuestros servidores, dejándolos inservibles por algunas horas. Pese a que nunca admitieron su culpa, para los usuarios y todos los internautas que conocían la situación fue bastante obvio quién había sido el responsable del ataque, y para mayor ofensa, pocos días después del ataque el canal oficial de la editorial **************** publicó un video en *******. En él, hablaban de nuestra página y por qué era una mala idea que el contenido de las láminas azules, que venían de otro mundo y a las cuales teníamos que ofrecerles nuestro mayor respeto (así lo dijeron, con un excesivo aire de grandeza), quedaran a merced del turbulento mar que era la internet, recordándonos y dando ejemplos de cómo las ficciones, cuando se vuelven populares en las redes, terminan cayendo en un abismo onírico donde lo peor del ser humano quedaba reflejado, y pedían que las láminas y sus historias no cayeran en el mismo destino, que no deshonráramos a los dioses que nos las habían puesto en nuestro mundo en primer lugar. Dicho video no sólo fue devorado a dislikes y críticas, sino que fue considerado como declaración de guerra.
Casi de inmediato se crearon varias facciones dentro de la comunidad del ParalefikZland, algunas de las cuales mantuvieron un estrecho vínculo con nosotros. El primer contraataque se dio pocos días después, cuando un gran grupo de hackers bien organizados entraron en los sistemas de varias editoriales y copiaron la información de miles de láminas no publicadas, que rápidamente fueron expuestas al público y archivadas para las facciones de otros países que se habían sumado a la lucha. Uno de los dirigentes de este operativo fue un japonés conocido como Futatsu, quien afirmaba contar con un grupo de gente dispuesta a traducir las láminas a su idioma, y a cambio nos prometió que, si las editoriales japonesas propagaban mensajes similares a las danzilmaresas, ellos mismos las hackearían y nos entregarían las láminas japonesas. Casi como si fuera una profecía, pronto las editoriales de todas partes del mundo empezaron a usar el ataque anterior para hacerse las víctimas, lamentando que miles de láminas ahora se encuentren en manos del internet y que por ende sería prácticamente inevitable que sufrieran modificaciones y deformaciones. Aseguraban que harían su mayor esfuerzo para proteger la integridad de las láminas que estuvieran en sus manos, que empezarían a publicarlas en sus portales en línea y que no confiaran en ninguna otra página que afirmara publicar las láminas azules del ParalefikZland, puesto que sólo ellos poseían las versiones reales, y todo lo que no fuera publicado por ellos debía considerarse falso.
De más está decir que, tras dichos comunicados, era seguro que la guerra para reclamar el uso libre de las ficciones del ParalefikZland continuaría.
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