La realidad de Yáke y Sínke 25: Frente al acantilado
Todo está a punto de caer.
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Diario de Kányu (escrito tras la hoja de un examen):
En donde estoy es el martes 18 de noviembre del 2050.
Al fin hemos aparecido en otro universo paralelo, estoy presentando un examen, veo a Séntsa y Yúska sentadas en lugares distantes. No sé por qué escribo esto si al fin y al cabo al volver ya no lo tendré. Los gemelos están a mucha más distancia y no los distingo bien.
***
Mundo inescrutable es el único, los órganos captan, sienten e interpretan: mis experiencias, la base de lo que soy, mas todo eso es limitado. No hay a mi alrededor en realidad un enorme parque, no hay árboles frescos, no estoy corriendo sobre un camino de tierra blanca, no hay otros corredores a mi alrededor, no hay seres comiendo y bebiendo en ninguna tienda junto a los inexistentes caminos para corredores, no estoy subiendo ninguna colina bordeada de ningunas estatuas de ningunas criaturas mitológicas danzilmaresas, no hay rayos de sol filtrándose entre las hojas de los árboles, ningún rayo cae al suelo como monedas de oro. El universo es un vacío que sí nos importa, porque en él existimos. No hay salida.
Mis ojos, falibles receptores de fotones, son ineficientes. Voy a cerrarlos, quiero que mi piel, mis oídos y mi nariz sean mis ojos. Igual: nada ha cambiado salvo porque no hay color. Sigue sin haber un camino frente a mí, sigue sin haber polvo en mis zapatos. Y sin embargo oigo corazones, huelo sudores y escucho jadeos, muy leves; un mosquito a diez metros haría más ruido que si todos esos sonidos ocurrieran junto a mis tímpanos. Mis pies no erran en el camino que no está ahí; las estatuas, sus formas grotescas se impregnan en mi piel. Zapatos marchantes, basura en-contenedores-cayente, bichos volante-apareantes, lenguas en-boca-bamboleantes, pechos camisa-apretantes, cordones tierra-arrastrantes, viento cabello-despeinante, y en todo eso las etéreas figuras de mis no presentes jínnyi, Yáke-acosantes. ¡Basta![1] Abriré los ojos; espero no ver nada.
***
Y seguía ahí la playa y el mar. Sus pies seguían caminando a un metro de distancia de las olas que parecen desear alcanzarlos, lanzándose suplicantes sobre la arena en su misión suicida. Y así renace la... no quiero decirlo ahora; ya lo he repetido mucho pero. Ha cambiado, el mismo, no. Se instruye, intenta complacerme, intenta alcanzarme; la compadezco; es patética así. Conchas se vuelven pedazos brillantes al recibir el peso de los talones. Huellas superficiales en la costa interminable, circuito infinito que encierra toda una nación. Tu madre, Yúska, deshazte de ella y de mí. Déjame continuar en este triángulo infinito en el que cambio de realidad. Es verdad, después de que lo hicimos todo se detuvo, ¿fue por ti? Si fue así, déjame volver a cambiar de mundo, esos pequeños mundos, tal vez así podría regresar, o más bien, ir a ese mundo del que de seguro vengo.
Una voz jovial irrumpe y vence contra el estruendo del viento.
—¡Yáke!
Ahí está mi nombre otra vez, esa voz y ese tono otra vez, esa mano ondeante, esas fuertes rodillas de ciclista vienen a mi encuentro. ¡Qué sonrisa tan radiante; la siento en mi espina! No dejaré de caminar.
—¿Por qué tan solo, Yáke? —risa nasal y de garganta— Sínke se puso a construir un castillo de arena, pero prefirió enterrar a Kányu hasta la garganta.
—Bien.
Claro, una semana entera de ser para ella como otro ser humano, teniendo sexo como un ser humano, comiendo como un ser humano. Yúska lo toma de la mano.
—Oye, mira esas rocas, apuesto que nadie podrá vernos si vamos ahí.
Un pequeño pueblo de rocas, grietas en las que el agua se esconde, corredores en los que se aparean los peces díri[2] cuando llega la época.
—¿No quieres ir ahí un ratito?
Esa ternura increíble no hace disonancia con su temperamento dinámico. Dientes se muestran como si diera por hecho la disposición del novio.
—Mejor no.
No vas a cejar, vas a bajar la petición, pretenderás que lo haces por mí, pero no.
Una boca suave se acerca a una oreja que quiere ser sorda.
—Aunque sea...
Y con todo, el horizonte no deja de gritar. Ante cada articulación silábica su conciencia se divide infinitamente. Infinitos sí, infinitos no, infinitos al rato, infinitos ahí mismo, infinitos tras las rocas, infinitos en el agua…
***
De nuevo a cumplir la irrompible tradición. Disco solar, escóndete tras la frontera marina y las tierras danzilmaresas del este, no importa si tu presencia en esa playa no es tan importante, no importa si el cielo luneciente que poco a poco dejas de iluminar llama más la atención de los danzilmareses que se han divertido y aburrido en la costa. Contemplar tu puesta no siempre es contemplarte a ti. Cede tus rayos poco a poco a las estrellas que irrumpen por el oeste. Ilumina por última vez en ese día a los jínnyi que te ignoran, ilumina cuando Yáke y Yúska se reúnan con los demás, ilumina a Sínke y su sonrisa sospechosa cuando perciba a éstos, ilumina a Hínta cuando se dé cuenta de que Yúska tiene los labios muy sonrientes.
***
Hínta estaba a punto de proponer su actividad cuando Séntsa tomó la palabra para renunciar al club.
¿Sabes qué actividad habría sido aquella?
Desde el día anterior se había imaginado a todos en la sala de conciertos de la sinfónica de Shórsta: Áte cabeceando de sueño; Yúska distraída con los bonitos adornos del techo, las luces, las personas, los instrumentos; Séntsa escuchando con la frente en alto; Kányu mirando reverencialmente a los músicos; Sínke haciendo digitaciones con los dedos de las notas de los violines; Yáke perdido en los sonidos con aparente indiferencia. Era el único tipo de actividad que parecía apaciguar a los gemelos y darles un descanso a todos de tanto pensar.
¿Y ella cómo se sentía?
Feliz de verlos a todos por primera vez tan tranquilos, sin casas abandonadas, pinturas complicadas, animales humanos, transeúntes desconocidos, disfraces inconvincentes ni novios falsos. Y tan juntos.
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(¡Gracias, Yáke! Me encantan los ratones) Danzílmar (La señora Prágt los saludó con reverencias de cabeza) orgullosa de sus raíces, preocupada por su futuro, ignorante de su presente. El mar ha abierto una brecha en su inmensidad para cobijarte, (Vamos a la península oriental la próxima excursión; la península occidental se me hizo muy aburrida) que ha sabido prosperar en su soledad geográfica. [hermano] [no, hermano] [idiota] [Se acercó al borde del acantilado más alto de Zêu] [ahí lloró] (El alacrán se ha matado a sí mismo por medio de la alacranidad, la seriedad ha sido matada por la propia seriedad, la realidad ha destruido a la realidad).
“Siento un dolor en el interior de mi cabeza, Kúsat, como si tuviera mucha gente en mi cerebro. Me hablan y piensan, razonan y describen cosas tan diferentes”.
Aquí he atestiguado esta realidad. Vi todo lo que tenía que ver. La historia de los gemelos (ya estuvimos apartados del resto de la gente demasiado tiempo, hermano, es hora de cambiar de ambiente. Rato después, los pisoteos de Sínke retumbaron por toda la escalera de caracol antes de ingresar en el aula para el primer día de clases) ha terminado por ahora para mí, así como ha sucedido con otros hermanos, y tendré que irme a seguir siendo testigo de las experiencias de los demás en las respectivas realidades en las que les tocó existir. Realidad “sienten que existen demasiado” tranquila y pacífica de Yáke y Sínke, hasta cierto punto fuiste un descanso de tanto horror y disparate que tuve que presenciar antes y después. [No porque pese a lo que consideremos completamente predecible uno nunca puede asegurar lo que ha de acontecer en el mundo en el que seas consiente sino que estamos condenados a sólo tener =Tomará a Hínta por la cintura, ella colocará la mano en su hombro y comenzarán a bailar. “¿Hace cuánto tiempo que no bailamos?”, preguntará Hínta. “Desde hace aproximadamente veinte universos”, contestará Sínke= certeza de las realidades que no nos tocan hermano y cuando ibas de un lado a otro libro en mano cabellos cubriéndote la cara /Séntsa hubiera tosido/ ensombreciendo tu semblante parecías saber que nada bueno podría salir de este experimento que te costó la vida /Kányu por poco resbalaría con el suelo mohoso del pavimento/ idiota en serio estás ahora en nuestro mundo y no te siento no aunque te sintiera me llenaría de nostalgia cretino esos días que /Áte siempre sí se ha animado a ir a la fiesta/ por escasos segundos se te veía feliz no en tu rostro sino en tu lenguaje corporal te llegaste a sentir cómodo pero con vergüenza fue el miedo a ser arrastrado definitivamente y después de haber /Hínta habrá acompañado a su jínne hasta la puerta y se despedirá de ella/ vivido tantas vidas de haber tenido los recuerdos de tantos alter egos finalmente sucumbiste y decidiste irte dejando todo acá triste que no ves que te lloran que te extrañan pero ir /Yúska saca al ratón de su jaula y se pone a jugar con él junto a su novio/ a nuestro verdadero mundo a nuestro mundo real eso fue más importante para ti pues en el fondo odiabas hermano detestabas lo irreal pese a que eras parte de este mundo =Di ahora: quiero inscribirme al examen de admisión para la carrera de criminalística= no si hubiera hecho algo diferente hermano esos momentos previos a nuestra llegada en los que apenas hablábamos si no fuera para discutir sobre alguna insensatez seria como cuando solíamos salir con los jínnyi a caminar y hablar oh hablamos y escuchamos tanto y tantas cosas +Aiyóu!+ de mínima importancia porque en este mundo no había nada de qué preocuparnos en realidad fuiste un maldito quejumbroso y yo también pero es verdad que una vida con problemas tiene más sentido que [dejó colgando los (¿hasta qué altura podrías sobrevivir?) pies] una sin problemas y ya no sé ni qué digo si no hubiera hermano y en esos momentos donde reflexionábamos (¿fue eso suficiente para convencerte?) creyéndonos superiores a esta ficción a estas ficciones que nos tocó vivir y si la certeza hubiera sido de mi conciencia no porque ha sido en realidad mi culpa y sin embargo no hubiera si en aquel momento (no quiero) en el patio del techo (no quiero) al serme preguntado yo con la reja a mi espalda quieres unirte al jínnliù (¿si queremos continuar en esta realidad? Sí, sí queremos) hubiera salido (no) de ahí y (no) con orgullo (no) con lágrimas brillándome en la cara (no) hubiera dicho no quiero (no).
Hasta otro universo paralelo.
[1] En español en el original.
[2] Especie de pez que puede vivir fuera del agua, con apéndices que parecen patas muy cortas.
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