Codex Buranus 12: Ego Sum Abbas
¡Qué has hecho, destino ruin!
Y levantándose, dijo Wéishen:
—De parte mía y de Yamé, vuestros benefactores en esta trilogía de placeres, os damos la bienvenida a vuestro primer encuentro con el licor. Pero es también mi deber y voluntad ser ante todo fiel a la verdad y a vuestro buen juicio. Todos saben tan bien como yo lo que nuestro próximo placer conlleva, y que así como aporta dichas puede resultar en desgracias, así que aquel o aquella que aún albergue duda, temor o desagrado en su corazón tiene la libertad de retirarse o de participar sólo con los ojos, y a nada se les obligará. Los que decidan poner sus gargantas a participar sepan que tendrán absoluta libertad, y freno no habrá más que el cese del licor por haber ya sido consumido en su totalidad. Pero he de advertir a los que nos acompañen en nuestra taberna, que ni yo, ni Yamé ni ningún otro trabajador tendrá responsabilidad alguna con vosotros; no tenéis derecho a quejaros si os despertareis despojados de vuestras ropas en medio de la calle, en vuestra propia inmundicia, y os pusiereis a gritar “¡wafna[1]!”, o a llorar por lo ruin de vuestro destino.
Hizo una pausa para ver los rostros tensos pero resueltos de sus pupilos, y finalizó.
—Ved al alcohol como al destino: así como colma a nuestras vidas de placeres, también se los lleva todos.
Un estudiante se levantó, su mirada temblorosa y con una sonrisa torcida, y gritó:
—¡Wafna!
Una estudiante se levantó, la misma expresión que su compañero:
—¡Wafna!
Y todos se levantaron uno a uno, gritando:
—¡Wafna! ¡Wafna! ¡Wafna!
Wéishen y Yamé se quedaron complacidos y divertidos.
Avergonzados, los alumnos se sentaron y rieron nerviosos.
[1] Así en el original.
Interesante y entretenido relato. Interesantes personajes. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.
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