Alter-ego 16: El camino con retorno



Altréu aún tiene razones para regresar a su mundo.



Nadie hoy. Viaje, no, no, agua, no, sobre la repisa, ahí, sí, ya no está, ¿dónde está? [Áspera oscuridad, fresco] Noche, ¿hora? [No se ve] [Fantasma de la imagen de Zúruk] Agua, dame agua, amigo. [Desaparece]. (Se ha) ido ya, la noche (se lo llevó). Yo también (pronto me iré), ¿adónde (iré cuando muera?) ¿Qué haré? (¿Mi madre, mi padre, Líru, Zúruk, Líe, Yéman, Méyu) me llorarán? (Sobre mi) ataúd (reunidos, llorando), no, (felices, contentos), pues ya no estaré. [¡No mueras, no mueras, Tréu, no quiero que mueras!] Méyu, (sólo) olvídame, déjame (ir). ¿Quedarme?, quedarme, ¡quedarme!, (no). [“Vive plenamente primero”] [Sobresalto] (¿eh?), (¿vivir) plenamente?

***

¿Quién ha logrado definir lo que significa vivir plenamente? ¿Qué significa afrontar la maravilla de la vida en toda su plenitud y salvajismo? Si la vida abunda, ¿sigue siendo un milagro? ¿Quién ha definido que escapar es de cobardes o de desconsiderados? Alguien que nunca ha logrado salir. Cangrejos que arrastran a los demás cangrejos al fondo de la cubeta. Pues ¿no fue acaso mi vida plena como para que se me permita salirme de ella? Plena según mis criterios, ¿qué criterios? Mentí, tampoco tengo criterios, todo criterio para la plenitud es desconfiable. Pero: “¡No te mueras, no te mueras, no te mueras”!, interminable, sólo lo dijo Méyu, pero todas las voces del mundo me lo dicen. No, no son ustedes los que han de determinar si ya he vivido lo suficiente. Sigan con sus vidas y déjenme, sigan y…

***

¿Una lágrima? Sí; la poca agua de su cuerpo desperdiciada en llorar. En la oscuridad había movimiento: sombras que festejaban con voces de familiares y amigos que aún tenían ganas de vivir.
—¡Es mejor trascender! —gritó Altréu en su mente, grito que él escuchó con su antigua voz, de cuando aún no era moribundo—. El que tenga la oportunidad de viajar, debe poder hacerlo.
Las sombras lo ignoran, aumenta su alegre fiesta y se hacen más nítidas.
—No lo entienden porque no están en mi posición, pero ustedes también se volverían así si sintieran lo mismo.
Las sombras lo ignoran.
Tal vez está dormido, porque se levanta de la cama y camina hacia la oscuridad, que un cuchillo de luz rasga de arriba abajo, y la luz del otro lado queda expuesta en toda plenitud.

***

En el mar de luz hay algo, o quizá alguien, pero nada se ve. Luego todo gris; y al final, ningún color. Algo comienza a hablarle, sin usar ninguna voz; sólo mera información que se impregna en la conciencia de Altréu:
“El miedo a la muerte es en realidad el miedo al no volver, al no retorno. Nunca nos iríamos de ningún lugar amado si supiéramos que nunca más podríamos regresar. Por eso no quieren que mueras, no por tu propio bien, sino por su propio egoísmo de no perderte, pues eres parte de su vida y no puedes sólo amputarte de ella. Pero sufren porque no comprenden, y al parecer tú tampoco lo has asimilado del todo, que el fin de la vida en un universo no necesariamente significa el fin de la conciencia en otros lados, mucho menos la tuya, que ha viajado y adquirido trascendencia. Creen que no te verán de nuevo si te dejan ir, y tú también crees que no volverás a ellos cuando te hayas ido, pero ya no hay razón para conservar tal creencia. Muere y luego regresa, hazte un Viajero completo, busca la trascendencia si quieres, viaja a muchos mundos, pero regresa alguna vez, hazte de nuevo parte de su vida en tu nuevo estado. En algún lugar, en otro universo paralelo, seguramente habrá seres existiendo del mismo modo; padres que no se entristecen de la muerte de sus hijos porque éstos sólo tienen que regresar del mundo en el que cayeron sus mentes al morir, o que simplemente van a recorrer galaxias y universos como si fuera un paseo, y para los demás sería como si hubieran muerto, porque ya no estarían existiendo en la misma realidad en el que aún tienen encerradas sus conciencias. Sí, sufrirán por ti, pero harás que no sea por mucho; regresarás y les mostrarás tu nuevo estado, comprenderán que es inútil entristecerse por los muertos cuando te vean de vuelta, y podrás seguir existiendo en esta realidad tanto como quieras al mismo tiempo que viajas y aumentas tu trascendencia, y tus momentos de viaje serán tan breves para los demás que podrás vivir billones de años en otros universos, y al regresar, todos percibirán como si no te hubieras ido más de unos instantes. Muere sin pena, pero regresa. No los hagas sufrir demasiado”.

***

Despierta a tiempo para ver el perfil de Zúruk desapareciendo por la puerta. Sonríe conmovido por su lealtad y lamenta que se sienta obligado a no dejarlo solo. Instantes después aparece Méyu, nuevamente incapaz de no ir a verlo pese a todo lo que le hacía sufrir. Hay un frasco en sus manos. Se sienta a su lado y no reacciona al encontrarlo con los ojos abiertos. Hace que al frasco le de la luz de la ventana y le muestra la babosa, aún viva después de todos esos años. Méyu ya no intenta reprenderlo; se presenta a sí misma como una visita más a un anciano cuya vida ya es imposible de salvar; su sonrisa es consoladora, un poco triste pero esperanzada, como para quitarle el miedo al moribundo.
—La mantuviste viva —dice Altréu, con todo el asombro que aún podía sacar.
—Más bien mi mamá lo hizo —dice Méyu—. Yo sólo la cuidé algunas veces.
Méyu siguió hablando, a veces contaba de asuntos de la escuela, a veces de asuntos de su familia, reía con algunas de sus anécdotas y se enojaba con otras; sonaba arrogante cuando algo la enorgullecía, y humilde cuando no comprendía algo. Altréu se preguntó si esa actitud tan casual, tan libre de miedo o enojo, era una señal de que finalmente había aceptado que él moriría, y por lo tanto no había caso en permanecer con rencor hacia él, sino todo lo contrario, tener tantos buenos recuerdos como se pueda antes de tener que despedirse.

***

El Tirdánh funcionaba. Habían reunido tantas cosas para vender que bromearon diciendo que sobraría suficiente dinero para comprarse una bicicleta nueva cada uno. Entre los artículos que habían reunido entre las familias de todos se incluían: un triciclo rojo que le habían regalado a Líe a los cuatro años, una alcancía con forma de globo terráqueo que Zúruk encontró en la bodega de la casa de sus abuelos, una flauta de madera que había sido del hermano de Yéman antes de que éste se fuera a estudiar al extranjero, y que se la había regalado como recuerdo, una televisión portátil en blanco y negro que Méyu había comprado de otro Tírdanh, y que resultó nunca tener la ocasión ni la voluntad de utilizar. Una vez elaborados los folletos con fotografías de los artículos a la venta, pasaron días yendo de un lado al otro de la escuela promocionándolos entre los demás estudiantes y, algunas veces, entre los profesores. Una vez fueron a un templo cercano un día en que se celebraba el dios al que estaba dedicado, y aprovecharon para ofrecer los artículos a los participantes de la fiesta. Del mismo modo intentaron ir a otras escuelas y a otros templos, con mayor o menor resultado. El que más se esforzaba era Altréu. Verlo acercarse a los posibles compradores con el folleto a la mano, hablarles efusivamente de los productos y hacer bromas para generar simpatía, y adoptar un porte servil y reverente hacia aquellos que, convencidos por su actitud, anotaban sus nombres en la lista de compradores al lado de la lista de artículos, hizo nacer en los demás dudas curiosas que, en gran medida, suavizaban el sentimiento de exagerado respeto y admiración que les provocaba. Era verdad que quería redimirse del daño que le habían hecho a la chica de la bicicleta, como todos, pero de tanto en tanto tenían la impresión de que Altréu lo hacía con algún tipo de desesperación o malestar que no lo abandonaría hasta haberle retribuido adecuadamente lo que le habían quitado. Altréu estaba seguro de poder reunir todo el dinero en una semana, pero el tiempo total de las ventas se extendió hasta casi dos semanas y media. Reunido todo el resto del dinero, fueron los cinco a comprar finalmente la bicicleta, urgidos por Altréu dado su temor exagerado de que, confabulándose todos los dioses en su contra, todos los ejemplares de la bicicleta hubieran sido ya vendidos.


          

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Comentarios

  1. Pase un grato rato leyendo tan peculiar e interesante relato. Siempre consigues sorprender con un argumento nuevo. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.

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