Alter-ego 21: Un final alternativo



Altréu y Ánderwo se encuentran.



    Comienzan a pasar los créditos y suena la música de clausura. Ánderwo, sentado en el sofá, revisa la última línea del libro y la relee: Decidió que era momento de partir. Quería buscar en algún mundo a Zósla, además de que tenía una promesa que cumplirle a la Méyu del mundo de las gravedades.

Al terminar, apaga el televisor porque ya no soporta la música, y cierra el libro porque ya no hay nada más que leer.
—¿Y eso podría haberme pasado a mí? —se pregunta en voz alta.
“No, no creo que yo hubiera decidido lo mismo; no habría sido tan terco y tonto, habría sido un personaje mucho mejor, me hicieron ver como un melodramático. Y ese Altréu también; no hubiera querido vivir en su realidad. Bueno, ya qué”.
Se levanta para buscar algo de comer, pero apenas lo hace casi se queda sin aire, sus músculos se tensaron tanto que podrían haber triturado sus huesos.
—A mí tampoco me gustó mucho —dice Altréu, y el loro chilló sobre su cabeza—, omitieron algunas cosas importantes y se enfocaron mucho en cosas no tan interesantes.
Méyu se sienta campante sobre el brazo del sillón y mira a Ánderwo retadoramente. Pasan varios segundos y Ánderwo no puede hablar todavía, sin quererlo voltea a mirar al libro que se ha quedado sobre la mesa junto al sofá. Impacientándose, Méyu le hace señales a Altréu para que se apure, a lo que el loro replica con otro chillido abriendo mucho su enorme pico rojo.
—Bien —dice Altréu, resignado—, para hacer la historia corta, vengo a invitarte a convertirte en Viajero, tal y como tu alter ego en otro universo paralelo decidió, lo que inspiró parte de la historia de ese libro.
Ánderwo aún los mira como un niño asustado.
—¿Yo?... ¿Otra oportunidad? —dice tartamudeando.
—¿Por qué no estás contento? —pregunta Méyu— Si piensas que tú lo habrías hecho mejor o más interesante, ésta es tu oportunidad entonces.
La calma de Ánderwo aumenta, pero aún mantiene un recelo similar al que había tenido aquel lejano día de la tormenta. Finalmente su curiosidad lo domina y pregunta:
—¿Por qué me dan esta oportunidad?
Altréu se lleva la mano a la cara. El loro sacude en silencio sus plumas.
—¿Por qué el Viajero te quiso dar la oportunidad en primer lugar? Por curiosidad, por aburrimiento, por capricho, por alguna inconvincente razón que sólo sirve de excusa —su tono altanero se apaga y se vuelve fraternal; el loro abre y cierra el pico masticando el aire—, mi excusa es que sólo me gustaría viajar al lado de aquel que fui yo durante mis sueños, aquel cuya existencia integré en la mía cuando me volví Viajero.
Ánderwo parece despertar de un sueño. Camina hacia la cocina, saca una ensalada del refrigerador y se la come tranquilamente sentado a la mesa. Mira nostálgicamente sus recuerdos y los hechos que leyó en el libro y vio en la televisión. Cualquiera diría que debe aceptar simplemente para recuperar una oportunidad perdida, pero después de conocer la historia de su alter ego siente que no cumple con su aparente moraleja: vivir plenamente en alguna realidad y hacerla suya antes de poder viajar. Debería quizá mandar al carajo todo eso de ser Viajero. Tal vez debería saltarse todo eso de la vida plena, decidir que él no la necesita, e integrarse de una vez en todo lo que conlleva ser un Viajero, pero se pregunta si podría realmente hacerlo. Ahora que lo piensa, en la historia no hay apenas mención de cómo era exactamente su vida antes de la propuesta del Viajero: ¿de dónde venía, cómo era su familia, qué le gustaba, qué odiaba, cómo se relacionaba con la gente, cómo actuaba ante las circunstancias, qué cosas significativas había vivido de antes? Él no ha sido más que un esbozo, un personaje apenas creado. Él se conoce; sabe las respuestas a todas esas preguntas, pero el hecho de que no hayan profundizado más en él en la historia lo hace sentirse un tanto vacío. Además, ¿de verdad su vida en esta realidad es tan insatisfactoria que podría irse así sin más? ¿Qué hay de su familia, de su madre, quién cuidará de ella? Pero también es verdad que podría regresar en cualquier momento, que ninguna realidad se abandona completamente, no es como si tuviera prohibido volver a un universo anterior.

***

En algunos universos donde la respuesta fue no, decidió volverse Viajero eventualmente. En algunos universos donde la respuesta fue sí, decidió quedarse por un tiempo más.

***

—Ya vámonos. Zósla nos espera.

Fin

  


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Gracias por acompañarme hasta el final. Por ahora las láminas azules que he podido conseguir de esta historia se han terminado, pero les invito a seguir recorriendo las de otras historias del ParalefikZland: Memorias de otras realidades - Senderos alternativos - Archivos interminables.

    Explora también las colecciones secundarias.

Comentarios

  1. Interesante relato, muy acorde con los tiempos que se avecinan y que algunos ya tienen aquí. Todo esto del Metaverso abre infinitas puertas a la experiencia de existir.
    Un abrazo.

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